CAMPAMENTOS DE INGLES

Puede parecer exagerado, pero apuntar a tus hijos a un campamento de verano es uno de los mejores regalos que puedes hacerles y del que sin ninguna duda no te arrepentirás. A todos nos cansa la rutina: ir todos los días a los mismos lugares, hacer todos los días las mismas cosas, interactuar todos los días con las mismas personas… puede acabar resultando tedioso, ¿no crees? Para nosotros resulta más sencillo romper con la rutina, podemos hacer un viaje, apuntarnos a realizar una actividad, aprender un idioma nuevo, practicar deporte… ¡las opciones son infinitas! Los niños tienen las mismas posibilidades, pero necesitan que nosotros les brindemos la ocasión para poder aprovecharlas. Y, ¿sabes qué? ¡Un campamento de verano reúne todas las opciones anteriores!

• Desarrollar la independencia: Ir a un campamento de verano hará que tus hijos sean más independientes y autónomos. Romper con la rutina y juntarse con un gran número de personas desconocidas hará que los niños se acostumbren a relacionarse con personas nuevas y así, aprendan a hacer amigos más fácilmente, pero también a ser más independientes, al no tener a mamá y papá con ellos, deberán ser más autónomos y autosuficientes.
• Vivir una aventura al aire libre: Una de las principales razones por las que llevar a un niño a un campamento de verano es la gran cantidad de tiempo que un programa de este tipo les permite disfrutar al aire libre, una opción ideal durante la época estival, cuando lo que más nos puede apetecer es estar fuera, al sol, rodeados de naturaleza y respirando aire fresco con los diferentes juegos, deportes y actividades del campamento.
• Disfrutar de un tiempo de relajación: Los niños también están sometidos a mucho estrés durante su rutina habitual, las horas de colegio diarias, los deberes a realizar en casa, actividades extraescolares… ¡ser niño también tiene sus dificultades! Y un campamento de verano en el que poder relajarse, olvidarse de sus obligaciones y limitarse a disfrutar y divertirse es todo un regalo que, además, les permitirá regresar con las pilas completamente cargadas.
• Desconectar de la tecnología: Vivimos en un mundo eminentemente tecnológico, rodeados constantemente de dispositivos, gadgets y pantallas, que utilizamos y “necesitamos” para casi todo lo que hacemos. Y aunque las tecnologías nos hacen la vida más fácil, a veces necesitamos apagar todos los “aparatos” y alejar los ojos de las pantallas. Y un campamento de verano permite que los niños lo hagan durante incluso 1 mes.
• Aprender a hacer amigos: Normalmente los niños están acostumbrados a relacionarse todos los días con el mismo grupo de gente: su familia, sus profesores y sus compañeros de clase y de las actividades extraescolares, en caso de que hagan alguna y por tanto, no están habituados a tener que socializarse con personas que no conocen. En un campamento de verano aprenderán a hacer amigos, por lo que no tendrán problemas con ello en el futuro.
• Mejorar sus habilidades comunicativas: Muchos de los niños que han ido a campamentos de verano coinciden en señalar que una de las mayores ventajas de un programa de verano de este tipo es la posibilidad que brindan de desconectar y de dedicar tiempo a comunicarse y relacionarse con el resto de niños y de monitores, centrándose en disfrutar y en pasárselo en grande, desarrollando así sus habilidades comunicativas.
• Conocer a personas que sirvan de ejemplo: Durante un campamento de verano, los niños conocen a sus monitores, personas adultas más próximas a su rango de edad de lo que generalmente son sus profesores, o nosotros, sus padres y que por tanto, pueden constituir modelos de conducta muy positivos a los que aspirar y con los que sentirse más identificados. Los monitores suelen convertirse en personas a los que los niños admiran.
• Ser más valientes y aventureros: Los campamentos de verano constituyen una oportunidad estupenda de que los niños salgan de su zona de confort y prueben cosas nuevas: nuevos deportes y actividades o participen en juegos que no hubiesen probado antes y sin la presencia de mamá y papá para protegerles de todo; aunque en este caso siempre habrá un equipo de monitores para asistirles en todo lo necesario, lo que hará que sean más valientes.
• Descubrir lo mejor de sí mismos: Ante nuevas situaciones descubrimos aspectos de nuestra personalidad que no conocíamos. Rasgos que siempre han estado presentes, pero que hasta ahora no habíamos trabajado, simplemente porque nada nos había hecho descubrirlos. Un campamento de verano, al brindar nuevos entornos, situaciones y personas con las que relacionarse, despierta en los niños aspectos de sí mismos que todavía tenían que descubrir.
• Reír sin parar: Aunque elijamos un campamento de verano con una característica concreta o una actividad central alrededor de la que gire el programa, nuestra principal motivación para apuntar a nuestros hijos siempre deberá ser brindarles la mejor aventura del verano, una estancia llena de diversión, de infinitas anécdotas inolvidables, de nuevos amigos a los que volver a ver cada verano… ¡nos encantan los campamentos de verano!